
1. Presentación del entorno donde va ha realizar sus salidas habituales.
Lo primero que deberemos hacer una vez llegado a nuestro barrio es dar un paseo de correa no inferior a treinta minutos, para que el perro conozca el nuevo entorno donde va a realizar sus salidas habituales y comenzar a vivir una nueva vida.
Durante el paseo dejaremos al perro que olfatee y conozca todo lo que le llame la atención.
2. Presentación de domicilio y su espacio en la casa.
Una vez dentro del domicilio y sin soltar de la correa al perro, le guiaremos mostrándole las diferentes estancias del hogar. También le mostraremos donde va a dormir, comer y beber. Tras esto, soltaremos al perro y le dejaremos que explore a sus anchas.
3. No lo sobre mimes, atiéndelo.
Tenemos que ser conscientes de que el nuevo miembro de la familia viene de un albergue donde aunque tenga cubiertas las necesidades alimenticias, tiene importantes carencias afectivas. Nosotros como nuevos dueños debemos cubrir esas carencias de forma progresiva y estructurada.
Es importante no sobre mimar al perro los primeros 15 días, pues lo único que generaríamos es que el perro desarrolle una híper-dependencia afectiva hacia nosotros la cual le generaría una inestabilidad emocional derivando en ansiedad.
Por supuesto que un perro de albergue necesita cariños y cuidados, pero es importante ser muy prudentes en las primeras semanas de convivencia en el nuevo hogar.
4. Enséñale la conducta higiénica.
Los perros en los albergues normalmente por problemas de espacio y tiempo tienen que hacer sus necesidades en el mismo lugar donde viven. Por consiguiente tendremos que tener en cuenta que la conducta higiénica hay que reeducarla.
Los perros por norma general son animales muy limpios y no les gusta hacer sus necesidades en el mismo lugar donde viven, a partir de ahora van a cambiar sus hábitos puesto que están en un nuevo hogar.
Es en estos primeros aproximados quince días es donde vamos a establecer la conducta higiénica. Para ello vamos a establecer una primera rutina de unas seis salidas diarias, para que aumente la probabilidad de que el perro haga sus necesidades en la calle.
Reforzaremos cada vez que esto suceda, bien con premios o con muchas alabanzas.
Por el contrario lo que nunca se debe hacer es castigar al perro o regañarle cuando encontremos heces u orín en la vivienda. En el caso de que veamos al perro haciendo sus necesidades en la vivienda, lo corregiremos verbalmente de forma no violenta y acto seguido lo guiaremos al lugar donde deseemos que lo haga, reforzando el comportamiento una vez lo este haciendo en el lugar deseado.
5. Enséñale a estar solo.
Es de suma importancia que el perro sepa gestionar la soledad.
Para ello desde el primer día tendremos que dejarle solo en casa durante periodos cortos de tiempo y aumentarlos progresivamente.
La mejor forma de hacerlo los primeros días es dejándole entretenimiento (Kong, huesos de piel…)
De esta forma hacemos agradables estos primeros periodos de tiempo en los que va a estar solo, pudiendo aumentarlos posteriormente de forma progresiva. De la misma manera el perro aprende que estar solo también es una experiencia agradable.
6. Estimúlale mental y físicamente.
Los perros tienen tanto necesidades físicas como mentales, es nuestra obligación cubrirlas.
Para ello necesitaran al menos 3 paseos diarios, en los que uno de ellos debe ser mínimo de una hora de duración. Durante el cual tendremos que dejar que el perro olfatee, juegue con sus congéneres o pueda explayarse corriendo, en un lugar donde no pueda escaparse hasta que tengamos el suficiente vinculo para poder soltarlo con seguridad.
La estimulación mental podemos realizarla mediante un sin fin de posibilidades como juegos de obediencia, juegos de olfato o juegos interactivos. A la vez que estamos estimulando mentalmente al perro estamos mejorando la vinculación afectiva hacia nosotros.
Es importante entender que un perro recién adoptado necesitara un par de meses para cerrar la vinculación afectiva de forma correcta con su nueva familia.
Al mismo tiempo el perro necesitara un mínimo de dos a tres semanas para eliminar el estrés acumulado.
Es importante ser conscientes que las nuevas conductas se tardan en conseguir de forma estable y que los cambios de habito llevan su tiempo.
Publicado el: 07-11-2016
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