El Real Decreto 287/2002, del 22 de marzo, por el que se desarrolla la Ley 50/1999, del 23 de Diciembre, sobre el régimen jurídico de la tenencia de animales potencialmente peligrosos, se refiere en concreto a la fauna doméstica de la especie canina.

Se consideran perros potencialmente peligrososlas siguientes razas Pit bull terrier, Staffordshire bull terrier, Staffordshire Terrier Americano, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila brasileiro, Tosa Inu, Akita Inu, o aquellos cuyas características se correspondan con todas o la mayoría de las siguientes:

– Fuerte musculatura, aspecto poderoso, robusto, configuración atlética, agilidad, vigor y resistencia.

– Marcado carácter y gran valor.

– Pelo corto.

– Perímetro torácico comprendido entre 60 y 80 centímetros, altura a la cruz entre 50 y 70 centímetros y peso superior a 20 kg.

– Cabeza voluminosa, cuboide, robusta, con cráneo ancho y grande y mejillas musculosas y abombadas.

– Mandíbulas grandes y fuertes, boca robusta, ancha y profunda.

– Cuello ancho, musculoso y corto.

– Pecho macizo, ancho, grande, profundo, costillas arqueadas y lomo musculado y corto.

-Extremidades anteriores paralelas, rectas y robustas y extremidades posteriores muy musculosas, con patas relativamente largas formando un ángulo moderado.

El dóberman, raza artificial de origen alemán, tiene algunas de las características de los considerados perros potencialmente peligrosos de la legislación española aunque no aparece recogido en el texto del R.D. de 22 de marzo de 2002.

La verdad es que estamos cansado de oír esta frase Perros Potencialmente Peligrosos, tanto es así que se ha llegado a crear una nomenclatura para definirlos Perros PPP. A pesar de que la estadística demuestra que todos los años se producen más muertes por ataques de perros no considerados potencialmente peligrosos que por los que si lo son. En España, entre 1991 y 2005, los medios de comunicación informaron de 17 muertes causadas por ataques de perros. 5 de ellas fueron provocadas por pastores alemanes, 1 por un Cocker, 1 por un Doberman, 2 por Presas Canarios, de los cuales en un principio se dijo que eran Pit bulls; 1 por un Dogo Argentino, del que también se dijo lo mismo; 1 por un Rottweiler, 1 por Staffordshire Bull Terrier, otro Pitbull según los medios; 1 por un Husky Siberiano, 1 por dos perros cruce de Mastín Español, de los que se dijo que eran Rottweilers, 1 por un Dogo Alemán, al que también se confundió con un Pit bull, 1 provocada por un Pastor Mallorquín y un perro mestizo, de los que decían que el primero era un Pit Bull y el segundo un Rottweiler; y 1 provocada por un gran perro japonés, antes conocido como Akita Americano. Es decir, que de los 17 casos, sólo 3 agresores estaban catalogados como potencialmente peligrosos.

Esto nos lleva a replantearnos realmente donde está el problema, yo me inclino por decir que no hay perros potencialmente peligrosos sino más bien dueños irresponsables. Hay que entender que la conducta agresiva de un perro deriva del mala práctica del propietario y no de las características físicas o filogenética. El cuchillo no mata por sí mismo, es la persona la que realiza la acción.

Para entender los ataques de los perros o la agresividad hacia personas hay primero que entender la agresividad misma.

La agresividad en términos generales la podemos definir como una respuesta de amenaza o ataque específica a un estímulo.

Tenemos que tener en cuenta que los perros desarrollan, al igual que otros animales, características de comportamiento que les permiten incrementar sus posibilidades de reproducirse.

Las posibles causas del comportamiento agresivo son varias, y se pueden clasificar según su etología en causas orgánicas y causas no orgánicas.

1.) Causas orgánicas (15 % de los casos)

Se consideran en este grupo aquellas causas físicas que afectan al animal,

que pueden ser fácilmente detectables en la exploración (dolor, prurito, debilidad,
desorientación, …) o por el contrario, causas más difíciles de detectar a primera
vista (hipotiroidismo, hidrocefalia, tumores intracraneales, …).

2.) Causas no orgánicas (85 % de los casos)

Se pueden clasificar en una gran variedad de tipos distintos, pero como

veremos a continuación, la mayoría de casos que nos pueden llegar a la clínica, se
pueden resumir en tres: agresividad por dominancia, agresividad territorial y
agresividad por miedo.
– Dominancia
– Posesiva o por protección de recursos (siempre tienen también agresividad por
dominancia).
– Redirigida (también habrá un factor de carácter dominante)
– Protectora (no acostumbra a ser un problema, así que se puede prescindir).
– Aprendida (será por voluntad del propietario)
– Maternal: en hembra lactante o con seudogestación (los propietarios lo entienden y
normalmente no llega a la consulta)
– Territorial.
– Por miedo.
– Agresividad depredadora, es un problema cuando hay niños, pero los casos de perros
depredadores son ínfimos.
– Agresividad idiopática (cuando no sabemos lo que es).
– Por juego (los propietarios saben diferenciarlo).

Espero que en el futuro aquellos que llaman perros potencialmente peligrosos se replanteen el concepto, pues quizá quedaría mejor PPI (Propietarios Potencialmente Irresponsables)

Alberto de la Torre, psicólogo y educador canino.

Publicado el: 28-11-2016

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